martes, 25 de abril de 2017

Conversando con Ricardo Jara de Continuum

Nos reunimos en su oficina de la calle General Bustamante; en una sala de reuniones.

Me deja en claro que su real experiencia con el Estado, es con el proyecto Escritorio Empresa de Corfo.
Aparte, está acostumbrado a escuchar malos comentarios de trabajar con el Estado.

Con dolor me confiesa que desafíos geniales del estado, terminan en manos equivocadas. Se refiere a grandes empresa, que por sus espaldas y poder de negociación, se adjudican proyectos, que al ir bajando en el escalafón, terminan a cargo de personas enfocadas en el negocio, faltos de pasión, e incluso ignorantes de muchos temas técnicos relevantes.

Ricardo es una persona positiva y alegre. Sus juicios tienen más bien en tono de tristeza que de enojo. No es reproche la emoción desde la que habla, es frustración en buena.

Ricardo es parte de una empresa en donde quieren realmente ser agentes de cambio y con pasión por la tecnología. Echa de menos más de este espíritu en todas partes.

Considera que el gobierno aun no conoce el potencial de las empresas pequeñas de este país.

Quizás lo que permeé la escena es la emoción del miedo del funcionario público, que sabe que si elige a un proveedor grande y prestigiado, si las cosas fallan la culpa irá al proveedor. En cambio si elige a la empresa pequeña, no tan conocida, si las cosas fallan, él será el culpable.

Reflexiona que los grandes proyectos adjudicados por el Estado, conllevan grandes Contratos, verdaderos libros, que firmados se constituyen en los gobernantes y enrejado de toda la relación del proyecto. Lo que viene después, y esto lo saben hacer bien las grandes empresas, es la permanente pugna por las modificación a lo escrito en el Contrato y el consiguiente cobro de sobreprecios a lo pactado originalmente.

Es una buena y quizás necesaria estrategia de grandes empresas, para adjudicarse los Contratos del estado a bajos precios, para después subirlos por esta vía.

Si hubiera más confianza en la relación, entre Estado y proveedores de tecnología, podríamos trabajar codo a codo con el Estado, pensando más enfocados en el usuario final para poder entender, diferir, prototipar y validar, de manera que lo que vayamos a desarrollar, esté lo suficientemente validado en la cancha y no guiarnos en documentos de definiciones escritas por unas pocas personas que creen que ciertas cosas deberían funcionar simplemente por que sí.

El proceso de descubrimiento de ideas, análisis de necesidades o simplemente desarrollos, requieren de flexibilidad, tanto para incorporar nuevos procesos o tecnologías que vayan surgiendo, como apreciaciones del terreno.
La rigidez de esta forma gobernada por mamotretos contractuales, perjudica mucho los buenos resultados.

Por eso, considera Ricardo, hace falta barrer fuera las emociones del miedo y la desconfianza, conocer más las partes y trabajar, de verdad tras el bien para el ciudadano, apasionados por la tecnología y el cambio que se quiere llevar a cabo.

Y para terminar, la burocracia estatal. El Estado necesita fluidizar sus procesos. Los tiempos que toma cada cosa, son excesivos y las Pymes no resisten las demoras en las generación de ordenes de compra o pagos.

Incluso, en Continuum se preocupan de que las personas se sientan cuidadas, valoradas, bien pagadas, para que su pasión y foco esté en el trabajo y no en inquietudes que a la larga pueden desconcentrar a cualquiera.
Tener al personal del Estado, masivamente a Honorarios o con Contratos anuales, aparte de remuneraciones por debajo del sector privado, no favorece el disponer de todo el potencial de las personas, que rápidamente se desmotivan y enredan en la chimuchina.

El Estado necesita modernizarse, no solo metiéndole más tecnología. Necesita preocuparse del bienestar y cuidado de su gente en el largo plazo.
Tenemos mucho por hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario